El ginseng es una planta pequeña a la que se le atribuyen propiedades medicinales, pues posee unas sustancias llamadas ginsenósidos las cuales le conceden características estimulantes que ayudan a revitalizar el organismo. Es de origen asiático y se recomienda consumir cuando te encuentran con mucha fatiga o se tiene mucho estrés, pues actúa como estimulante. 

Existen diversas variedades de ginseng, entre las principales se encuentran el coreano, el americano y el siberiano, entre las cuáles existen diferencias muy pequeñas, pues al ser de la misma familia, las características son muy similares. 

Se utiliza con frecuencia para tratar infecciones respiratorias como los resfriados e influencia, pues algunos estudios han demostrado que esta raíz ayuda a prevenir o a disminuir los síntomas de estas enfermedades. 

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También se ha demostrado que el consumo regular de esta planta podría mejorar el pensamiento y la memoria, las habilidades para hacer cálculos mentales, además facilita el pensamiento abstracto con tendencia a desarrollar reacciones simples más rápidas. 

Otras pruebas realizadas a este alimento han demostrado que podrían ayudar a pacientes con diabetes, pues disminuye el nivel de glucosa en la sangre, así mismo mejora el desempeño sexual de los hombres con disfunción eréctil. 

Así mismo este podría ser útil para reducir el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, pues diversos estudios sugieren que las personas que consumieron ginseng durante cierto tiempo, corren 16 por ciento menos de riesgo de contraer esta enfermedad. 

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El ginseng se puede consumir de diversas formas, una de ellas es lavarlo y cocinarlo al vapor hasta que se ablande, otra opción es tomarlo a modo de infusión, aunque la manera más común es consumirlo en suplemento alimenticio, mediante comprimidos o capsulas. 

A pesar de los múltiples beneficios que se le atribuyen a esta planta se recomienda no consumir en personas que sufren ansiedad, hipertensión, personas con dificultades para conciliar el sueño, embarazadas o niños mejores de 12 años.  

Su consumo debe de ser moderado y se recomienda no consumirlo por períodos que excedan los tres meses, pues consumirlo en grandes cantidades puede producir efectos secundarios como diarrea, comezón, presión arterial alta entre otros. 

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