“Estaba equivocado con respecto al iPhone 11 Pro”, la frase es del youtuber Quinn Nelson (Snazzy) y se refiere a una reflexión que había manifestado en base a la impresión previa del dispositivo que había calificado como ‘aburrido’. Y lo cierto es que puede resultar tentador fiarse únicamente del aspecto exterior para emitir un veredicto: por fuera es prácticamente igual que los modelos precedentes y con apenas cambios estéticos. Apple (AAPL) suele aplicar mejoras incrementales en sus iPhone más orientadas al ciclo de renovación de móviles, que se calcula en poco menos de dos años. Esto es, si uno compra un móvil en diciembre de 2016, se prevé que lo renueve, como promedio, a finales de 2018.
Vista la keynote, yo también caí en la misma tentación: ¿no era el iPhone 11 Pro casi idéntico a los modelos precedentes? Vale, la triple cámara era inmensamente mejor, la pantalla, otro tanto de lo mismo y qué decir de la batería. ¿Son argumentos suficientes para semejante desembolso? A primera vista parecía que no, sobre todo cuando personalmente estaba más que encantado con el iPhone XR; pero esta pasión por la tecnología en ocasiones nos lleva a cometer locuras, y ése fue precisamente mi caso: me hice con un iPhone 11 Pro.
Un lobo con piel de cordero
Apple sabe bien cómo atrapar en una deliciosa trampa a sus clientes y esto lo viví una vez más con la transición de un iPhone a otro, en apenas unos pocos minutos y mediante el código que hay que fotografiar desde el nuevo terminal: ya tenía el 11 Pro en mis manos ¿Qué sensaciones me transmitía? Las primeras impresiones, las que llegan de las yemas de los dedos, son de un móvil de muy alta calidad, muy consecuente con el precio que se paga por él, pero eso no es más que la capa exterior de lo que ofrece realmente el móvil.
El nuevo dispositivo eleva la experiencia de usuario a niveles más que sobresalientes habida cuenta que en los modelos previos esta era ya simplemente sublime. Esta sensación me llevó a la siguiente conclusión: Apple no necesita romper esquemas ni pantallas plegables para liderar el mercado de los móviles, con mantener la satisfacción de sus usuarios ya es suficiente para que sean pocos los que se aventuren en nuevas experiencias y poco a poco más los que se unan a la marca de Cupertino.
“Simplemente, funciona”
En el sempiterno debate sobre el liderazgo del mercado, el iPhone no es desde luego el móvil más vendido pero sí el que genera más beneficios a sus desarrolladores, un dato que nos da una idea de la intensidad de uso del dispositivo y que explica por qué, una vez se compra un iPhone, resulta muy difícil ‘salir’.
Apple conoce bien esta circunstancia y por ello tampoco insiste en cambios revolucionarios que pongan en riesgo su masa actual de clientes: lo importante es mantener la experiencia de uso, no arruinarla con giros inesperados que hagan que usuarios de todo tipo se sientan incómodos con el nuevo iPhone.
Pero posiblemente la clave de por qué Apple sigue triunfando con sus sucesivos modelos de iPhone sea por el conocido eslogan de la casa: “it Just works” (simplemente, funciona). Puede que sus iPhone no rompan lo establecido con innovadores diseños, pantallas infinitas o plegables, pero lo que tiene claro el comprador de este móvil es que todo va a ir rodado. Y no es poco, sabiendo el esfuerzo económico que supone adquirir un móvil premium en 2019.
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