Estos simios optimizan así su distribución entre los árboles frutales para repartirse mejor las fuentes nutritivas.
Científicos de México y EE.UU. han detectado un comportamiento indicativo de inteligencia colectiva en los monos araña que habitan un área protegida cerca de la localidad mexicana de Punta Laguna (Quintana Roo). Se manifiesta a la hora de dividirse una manada en subgrupos para «conquistar el bosque», según dice un comunicado del Instituto de Santa Fe (Nuevo México, EE.UU.).
Estos animales silvestres viven en una especie de sociedad de ‘fusión y fisión’, afirman los investigadores, y ese escenario se repite varias veces al día con el fin de organizar la búsqueda de alimentos de la mejor manera posible. Y, efectivamente, su enfoque funciona bien, aunque el tamaño de cada subgrupo no siempre coincide con la disponibilidad de frutas en los árboles.
Al parecer, a falta de seleccionadores, cada uno de los monos toma decisiones sobre cuánto tiempo permanecer en cada equipo de alimentación y cuándo cambiarse a otro. No obstante, los estudiosos descubrieron que «deciden quedarse o irse utilizando información de múltiples individuos» y que «pueden calcular colectivamente» de qué tamaño ha de ser cada subgrupo para que resulte «eficiente el uso de las efímeras fuentes de nutrición».
Así lo relata el grupo investigador en un artículo publicado el 21 de julio en la revista Frontiers in Robotics and AI, donde también afirman que se pudo «sintonizar artificialmente los circuitos con distribuciones del tamaño de subgrupos que se ajustan mejor al medio ambiente«.
El matemático e ingeniero de redes Gabriel Ramos-Fernández, de la UNAM, registró junto con su equipo las interacciones de 47 monos durante dos años, cinco horas al día. Los monos, que están acostumbrados a ser observados por personas, generalmente formaban subgrupos de entre 2 y 17 individuos, pero normalmente permanecían juntos dentro del subgrupo solo de una a dos horas.
«Al formar estos subgrupos, uniéndose y separándose constantemente, los monos araña desarrollan un conocimiento más completo de su entorno«, comentó Ramos-Fernández. «Parecen estar compartiendo información sobre los recursos, de modo que, como grupo, conocen su entorno mejor que cualquier individuo por sí solo«.
En opinión del científico, un enfoque semejante podría ayudar a comprender otros sistemas colectivos, como las bandadas de pájaros, los bancos de peces o incluso los mercados financieros.
Las tesis de este estudio también respaldan una idea de la literatura sobre la inteligencia colectiva: que compartir el conocimiento en sistemas descentralizados puede ser beneficioso, cuando a nivel individual sea imperfecto y parcial.
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