Tregua tras la tormenta. Tras abrir la sesión de este martes con tímidas ganancias, las principales Bolsas latinoamericanas aceleraban en el tramo final de la sesión y lograban recuperar parte del terreno perdido a lomos de Wall Stret. El lunes negro vivido 24 horas antes sigue vivo, y de qué manera, en la memoria, pero el discurrir de este martes invita a un cierto optimismo pese al avance de la epidemia de coronavirus en Europa. Las ganancias, que van del menos del 1% al 7% de Brasil permiten momento de respiro en unas semanas muy movidas, pero no un punto final: en tanto que el factor coronavirus no se disipe -y Europa y EE UU la epidemia está en pleno apogeo-, los riesgos permanecerán. Y después vendrá el recuento de daños.

La tranquilidad llega este martes, sobre todo, por el flanco petrolero. El barril de crudo Brent rebotaba más de un 10%, superando por poco la -con todo, mínima- barrera de los 35 dólares e inyectando algo de oxígeno a las economías más petroleras de la región: Venezuela, Ecuador, México, Colombia o Brasil. Todo, a pesar de que el segundo productor mundial Arabia Saudí ha desvelado su plan de redoblar su oferta de crudo en lo que constituye una auténtica declaración de guerra de precios para desestabilizar al país que le va a la zaga, Rusia, que la semana pasada se negó a aceptar su propuesta de disminuir la oferta para estabilizar los precios.

El rebote del petróleo, junto con la mayor tranquilidad en las Bolsas, tiene reflejo en la cesta de monedas latinoamericanas: este martes todas las grandes divisas de la región cotizan al alza frente al dólar. Incluso el peso mexicano, el que más sufrió el lunes, recuperaba unas décimas en el tramo final de la sesión, auxiliada por la ampliación de subastas cambiarias anunciada el lunes por Hacienda y el banco central, que incrementaron la cobertura de 20.000 millones de dólares a 30.000 millones. La mezcla de petróleo mexicano también recuperaba terreno, con una ganancia de 8%, después del desplome del lunes, cuando perdió un 30%, una pérdida que no se había visto desde la primera Guerra del Golfo.

Aupada por Nueva York, la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) algo más del 2% en los últimos compases de la jornada. El presidente Andrés Manuel López Obrador había asegurado a primera hora de la mañana que México tiene las herramientas para hacer frente al vendaval que ha sacudido a la economía internacional. El mandatario ha afirmado que su Gobierno tiene un fondo de 150.000 millones de pesos (7.000 millones de dólares), para hacer frente a una eventual crisis de ingresos fiscales. “Logramos blindarnos. No se gastó más de lo que tenemos de ingresos, no se endeudó el país y por primera vez no creció la deuda pública”, presumió el mandatario en un discurso mucho más político que económico. Las reservas mexicanas, según el mandatario, han aumentado hasta el entorno de los 184.000 millones de dólares.

Pero el respiro de los mercados latinoamericanos llega, sobre todo, por el sur: Argentina y Brasil. El primero, un mercado muy deprimido por un factor ajeno al coronavirus -su crisis económica interna- borraba las severas pérdidas del lunes, cuando se dejó un 14% y recuperaba un 8%. Las acciones de empresas argentinas que cotizan en Wall Street seguían la misma estela, con la petrolera YPF liderando el cambio de tendencia: si el lunes sus acciones se derrumbaban casi un 30%, este martes revertían la tendencia y avanzaban casi un 16%. A la espera de una fuerte reestructuración, la deuda soberana argentina subía también casi un 1,5% y el peso se mantenía estable frente al dólar después de que el banco central vendiese en la víspera 100 millones de sus reservas internacionales para mantener su cotización.

Tras el lunes de pánico, el Ibovespa, el principal índice brasileño, subía a primera hora de este martes algo más de un 7%, recuperando así parte de lo perdido en la víspera, cuando sufrió su mayor batacazo en lo que va de siglo (-12,15%). Como en su vecino del sur, la recuperación venía por el lado del petróleo: tras dejarse casi la tercera parte de su valor el lunes -un desplome inédito en más de 30 años-, con las acciones de la estatal Petrobras ganando parte del terreno perdido. El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, minimizó el pánico del lunes en las bolsas: se trata, dijo, de un episodio “esporádico” sin gran importancia. “Tenemos una pequeña crisis en este momento, [pero], en mi opinión, [hay] mucha más fantasía”, dijo, tratando de quitar hierro al asunto, en un evento celebrado en EE UU.