Por Mike Hixenbaugh

El doctor Peter Hotez dice que habló con todo el que quiso escucharle. Después de años de investigación, su equipo de científicos en Texas había ayudado a desarrollar la vacuna contra una cepa mortal de coronavirus. Pero necesitaban dinero para comenzar a probarlo en humanos.

Esto fue en 2016. Había pasado más de una década desde que la enfermedad viral conocida como Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) se había extendido por China, causando más de 770 muertes.

«Tratamos de ver si podíamos conseguir inversores o becas para trasladar esto a la clínica», dijo Hotez, codirector del Centro para el Desarrollo de Vacunas del Hospital Infantil de Texas y decano de la Escuela Nacional de Medicina Tropical en el Colegio de Medicina Baylor de Houston. «Pero simplemente no fuimos capaces de generar mucho interés«, añadió.

Esa fue una gran oportunidad perdida, de acuerdo con Hotez y otros científicos especializados en vacunas, quienes argumentan que el SARS y el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS) de 2012 deberían haber conllevado a grandes inversiones federales y globales para desarrollar vacunas en función de prever futuras epidemias.

El doctor Peter Hotez ha criticado al gobierno federal por su falta de interés en invertir en vacunas que puedan combatir futuras epidemias. NBC News

Pero la vacuna contra el SARS que el equipo de Hotez creó en colaboración con científicos de la Rama Médica de la Universidad de Texas en Galveston está en un congelador, no más cerca de la producción comercial que hace cuatro años.

«Podríamos haber tenido esto listo y probar la eficacia de la vacuna al comienzo de este nuevo brote en China», dijo Hotez, quien cree que la vacuna podría proporcionar protección cruzada contra el nuevo coronavirus, bautizado como COVID-19. «Hay un problema con el ecosistema en el desarrollo de vacunas, y tenemos que solucionarlo», añadió.

Hotez llevó ese mensaje al Congreso este jueves mientras testificaba ante el Comité de Ciencia, Espacio y Tecnología de la Cámara. El científico argumentó que el nuevo coronavirus debería desencadenar cambios en la forma en que el gobierno financia el desarrollo de vacunas.

«Es trágico que no tengamos una vacuna lista para esta epidemia», escribió Hotez en los comentarios que preparó, «hablando desde la práctica, lucharemos contra estos brotes con una mano atada a la espalda».

Otras prioridades

Hasta este viernes, había unos 100,000 casos de coronavirus confirmados en todo el mundo y alrededor de 3,400 muertes. A los funcionarios de salud pública les preocupa que el virus, que puede provocar insuficiencia respiratoria provocada por la neumonía, se propague en Estados Unidos y dure por más tiempo que este año: es similar a la gripe estacional, pero más grave y potencialmente más mortal.

En respuesta, las compañías farmacéuticas, los investigadores universitarios y el gobierno federal se han apresurado a desarrollar una vacuna. Además del esfuerzo oficial del gobierno dirigido por los Institutos Nacionales de Salud, varios fabricantes de medicamentos también están luchando para desarrollar una que pueda ser probada en humanos en los próximos meses. Pero incluso bajo las proyecciones más prometedoras, ninguna vacuna estará lista hasta más de un año, según funcionarios.

«Estoy cautelosamente optimista de que tendremos una vacuna», dijo el doctor Anthony Fauci, director para enfermedades infecciosas del Instituto Nacional de Salud, en una entrevista esta semana. «Lo que es aleccionador es que no es una vacuna que vamos a tener el próximo mes, por lo que tendremos que hacerle frente a través de este proceso», añadió.

Los primeros esfuerzos para desarrollar una vacuna contra el SARS en ensayos con animales estuvieron plagados de un fenómeno conocido como «mejora inducida por la vacuna», en el que los receptores exhiben síntomas peores después de ser inyectados, algo que Fauci dijo que los investigadores deben tener en cuenta al trabajar para desarrollar rápidamente una vacuna contra el COVID-19.

Ese tipo de investigación, descubrir qué estrategias de vacuna funcionan y cuáles no, podría haberse completado antes del nuevo brote, dijo Jason Schwartz, un profesor de la Escuela de Salud Pública de Yale que estudia el desarrollo de vacunas. Dijo que la respuesta global al coronavirus expone defectos más amplios en la forma en que se financia la investigación médica, que según él tiende a ser reactiva e impulsada por el mercado, en lugar de proactiva.

«Tenemos un patrón en nuestro panorama de investigación médica en el que los brotes conducen a un aumento en la inversión en investigación. Si esos brotes disminuyen, como sucede invariablemente, otras prioridades toman su lugar», dijo Schwartz. «El resultado es que se pierden las oportunidades de capitalizar esa inversión inicial y el ciclo comienza de nuevo».

La responsabilidad de financiar este tipo de investigación debe recaer en los gobiernos y las organizaciones sin fines de lucro, dijo Schwartz, porque no se puede contar con las compañías farmacéuticas con fines de lucro para financiar proyectos que, en la mayoría de los casos, nunca harán dinero.

A raíz del brote de ébola en África Occidental, que terminó en 2016, se hicieron algunos progresos. El ébola estimuló a los líderes mundiales a crear la Coalición para las Innovaciones en la Preparación para Epidemias (CEPI, por sus siglas en inglés), una asociación público-privada con sede en Noruega y financiada en parte por la Fundación Bill y Melinda Gates. El grupo sin fines de lucro ha invertido millones de dólares en el desarrollo de vacunas, pero Schwartz y otros expertos dicen que se necesita más.

«Necesitamos asegurarnos de que haya incentivos fuera de nuestro modelo comercial tradicional que puedan conducir a mayores inversiones en esa investigación tan inportante», dijo Schwartz.

Contactando a las compañías farmecéuticas

El doctor James LeDuc, director del Laboratorio Nacional de Galveston, dijo que se ha reanudado el trabajo en la vacuna contra el SARS que sus investigadores ayudaron a desarrollar con el equipo de Hotez. El laboratorio, una instalación de bioaislamiento de alta seguridad en la costa del Golfo de Texas, recibió una muestra viva del nuevo coronavirus el mes pasado y la usará para probar la vacuna en ratones.

Pero primero, el laboratorio debe criar una colonia de ratones genéticamente modificados para replicar la enfermedad humana, un proceso que, según LeDuc, llevará meses.

«Creo que nosotros, como nación y como sociedad, debemos ser más ágiles en reconocer que las nuevas enfermedades surgen, y una vez que lo han hecho es muy posible que vuelvan, tal vez no iguales, pero sí muy similares», dijo LeDuc, quien anteriormente dirigió los esfuerzos de respuesta a la influenza en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. «Así que fue una pena que tuviéramos que detener ese trabajo y ahora tengamos que intentar reiniciarlo».

Durante semanas, Hotez ha estado contactando a compañías farmacéuticas y agencias científicas federales, e incluso al Consejo de Investigación Médica en Reino Unido, pidiéndoles que proporcionen los aproximadamente US$3 millones necesarios para comenzar a probar cuán segura es la vacuna en humanos. Hasta ahora no ha habido respuesta.

«Hemos tenido algunas conversaciones con las grandes compañías farmacéuticas en las últimas semanas sobre nuestra vacuna, y literalmente una dijo: ‘Bueno, nos estamos aguantando para ver si esto regresa un año tras otro'», dijo Hotez.

El científico espera que la gravedad del brote conduzca a reformas en la manera en que el gobierno federal financia el desarrollo de vacunas, aunque señala que pidió cambios similares después de los brotes de SARS y Ébola. Hotez está particularmente preocupado por el costo que el coronavirus tendrá entre las personas de la tercera edad residentes de hogares de ancianos y en los trabajadores de la salud. En su testimonio ante el Congreso este jueves, también se refirió al tema económico.

«Nadie quiere invertir unos pocos millones de dólares en estas vacunas contra el SARS: estamos hablando de US$10 mil millones, US$100 mil millones en pérdidas económicas. No sé cuál es el número”, dijo Hotez antes de su aparición en Washington. «Pero lo que está en juego es tanto, y la cantidad de dinero de la que estamos hablando para financiar esta investigación es tan modesta».

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