Es poco frecuente que los lotes de medicamentos que llegan a las instituciones de salud pública estén contaminados, puesto que los laboratorios fabricantes y las autoridades sanitarias cuentan con controles de calidad estrictos, explicó el investigador en farmacología Gilberto Castañeda.
“Cuando llega el insumo, las materias primas y el ingrediente activo, el excipiente, el agua inyectable, las ampolletas y las sales, todo tiene que cumplir especificaciones y no se utiliza nada que no haya sido estudiado ampliamente. Normalmente aquí tiene que haber toda una serie de barreras. Es muy raro que una empresa venda algo contaminado, lo último que ocurrió en México fue hace 25 años”, dijo el investigador Castañeda.
En entrevista, el académico y especialista del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav) dijo que en el caso de la heparina sódica, se trata de un medicamento inyectable, por lo cual la contaminación puede ocurrir en la fase de mezcla, previa a la administración al paciente, y no necesariamente desde el laboratorio.
“Los hospitales preparan las dosis en un centro de mezcla y para ello se necesita un tiempo específico, las preparaciones son individualizadas. Pudo haber habido contaminación por las máquinas, las tuberías o los sueros que se utilizaron al momento de prepararlo. Si no se respetaron las medidas, es más probable que haya sido de esta forma que la contaminación viniera del laboratorio”, dijo.
Explicó que desde hace 10 años, los hospitales mexicanos, en especial los públicos, implementaron centros de mezcla en sus instalaciones. Se trata de espacios operados por técnicos donde se reciben los medicamentos en un esquema similar al “a granel” y luego se van preparando de acuerdo con la necesidad de cada paciente.
Este esquema se implementó para evitar los desperdicios de medicamento y generar ahorros. El problema es que en México no existen controles suficientes de calidad para garantizar que al preparar las dosis el medicamento no se contamine.
Otro problema es que los medicamentos no fueron almacenados correctamente, sobre todo en el clima de Villahermosa.