La propagación del coronavirus en suelo estadounidense ha encendido las alertas, pero una buena manera de verlo en perspectiva es conocer cómo se compara con otro virus del que cada año se reportan miles de casos en el país: el de la influenza.
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Para muchos, es simplemente “una gripe”, pero la influenza guarda ciertas similitudes con el nuevo virus con potencial de pandemia que ya ha causado una muerte en Estados Unidos, que fue reportada este sábado por las autoridades sanitarias del estado de Washington.
Ambos virus son bastante contagiosos y no tan mortales como otros. Según la evidencia disponible hasta el momento, la mayoría de las personas que se contagian con coronavirus logran recuperarse satisfactoriamente de la COVID- 19 (enfermedad causada por el nuevo coronavirus), al igual que ocurre con la gripe o influenza. Pero sí hay algunas diferencias importantes. Conocerlas ayuda a entender más la situación.
¿Se parecen los síntomas?
Sí, son muy semejantes. Tanto la gripe como el COVID-19 causan: fiebre, tos, dificultad para respirar, dolores musculares y fatiga.
En ambos casos puede desarrollarse complicaciones como neumonía y puede haber casos desde más suaves a mucho más severos.
¿Cómo se transmiten?
Ambos son virus respiratorios que pueden transmitirse a través de gotículas en el aire cuando alguien estornuda o tose.
Se sabe que la influenza puede trasmitirse antes de que haya síntomas y se sospecha que podría ser el caso del nuevo coronavirus, pero no hay certezas, aunque cada vez parece más probable.
También, según medios como Vox, hay algunos indicios de que el nuevo coronavirus podría transmitirse a través de las heces e incluso a través del aire incluso cuando la persona enferma ya no está presente (lo que se conoce como airborne transmission en inglés), pero hace falta investigar mucho más.
¿Es comparable la cantidad de casos?
Para la publicación de esta nota el 1 de marzo, se reportaban más de 88,000 casos en todo el mundo: el 91% de ellos en China.
Se estima que hay 1 billón de casos anuales de la gripe en todo el mundo, indica la Directora de Prevención de Infecciones del Johns Hopkins Hospital en un artículo donde compara ambos virus.
En Estados Unidos, la cifra ronda entre 9 y 45 millones según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, pero se cree que puede haber muchos más ya que no todo el mundo que la tiene va al hospital y, en consecuencia, no es registrado. En lo que va de esta temporada de la gripe que aún no termina se estima que ha habido entre 29 y 41 millones de casos. Por tanto, hasta este momento la probabilidad de contagiarse de influenza sigue siendo mucho mayor que la de contraer el COVID-19.
¿Cómo se compara la cantidad de muertes y el potencial de matar?
Hasta el 27 de febrero se habían reportado 2,770 muertes por coronavirus en el mundo (2,666 han sido en China). Para este domingo 1 de marzo, ya son más de 3,000. Y ya se ha reportado la primera muerte en Estados Unidos.
La Organización Mundial de la Salud estima que cada año la gripe mata entre 291,000 y 646,000 personas en el mundo, de las cuales entre 12,000 y 61,000 son en Estados Unidos, según los CDC. En lo que va de esta temporada de la influenza que aún no termina y ha sido particularmente severa, entre 16,000 y 41,000 personas han muerto.
Suena a muchas muertes y lo son, pero estas cifras deben verse en correlación con el número de casos, lo que se conoce como tasa de mortalidad que para la gripe varía cada año en función de cuántos casos hay y cuánta gente recibe la vacuna contra la gripe que no sólo brinda algo de protección para no contraer el virus, sino que también reduce el riesgo de sufrir complicaciones si se llega a padecerla. Por ahora la tasa de este año ronda el 0.05%.
Se cree que el índice de mortalidad del coronavirus, para el cual todavía no hay vacuna ni tratamiento, ronda el 2% en la provincia de Hubei –epicentro de la epidemia– y menos del 1% en otros lugares. Pero estos valores pueden variar cuando haya más datos: si en realidad hay más casos de los contabilizados debido a la existencia de casos leves o asíntomáticos no reportados, entonces la mortalidad sería menor.
A modo de comparación: el Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS, por sus siglas en inglés) tuvo un índice de mortalidad superior al 10% y el del ébola entre 25% y 90% dependiendo del brote que se evalúe.
De todas formas, no hay que subestimar su impacto: tal y como explica Stat, la pandemia de 1918 que mató hasta 50 millones de personas en el mundo, tuvo una tasa de mortalidad del 0.7%: siete de cada 1,000 personas infectadas moría.
Las personas mayores de 65 años o con enfermedades preexistentes de salud son más vulnerables ante ambos virus. Sin embargo, hay una diferencia: la gripe también afecta más severamente a los menores de 5 años, mientras que el nuevo coronavirus pareciera no estar afectando a los niños: por ahora hay relativamente pocos casos y ninguna muerte.
¿Cómo se comparan en cuanto a tratamientos y la existencia de una vacuna?
Aunque no es 100% efectiva, sí existe una vacuna contra la influenza que varía cada año en función de lo que se cree será la cepa predominante del virus para esa temporada (la influenza ‘muta’ y por eso es necesario actualizar las vacunas).
Esta no sólo reduce la probabilidad de contagiarse, sino que también reduce el riesgo de llegar a desarrollar complicaciones en caso de que se contraiga el virus. Además, para reducir la severidad y tiempo de los síntomas (no eliminarlos por completo) se cuenta con antivirales para tratar la gripe.
Para el coronavirus, en cambio, todavía no hay vacunas o tratamiento de antivirales, aunque científicos trabajan para desarrollarlas.
Por tratarse de virus, los antibióticos no son efectivos ni contra la COVID-19 ni contra la gripe, aunque sí pueden prescribirse para tratar infecciones secundarias que puedan desarrollarse luego.
¿Cómo podemos protegernos?
Tomando las mismas medidas y precauciones puedes protegerte contra ambos virus:
-Lavándote las manos de forma correcta y frecuente o en su defecto usa un sanitizador de manos del 60%.
-Evitando cubrir los estornudos o la tos con las manos: mejor con los codos o un pañuelo de papel.
-Quedándote en casa si estás enfermo.
-Evitando el contacto con personas enfermas.
-Desinfectando las superficies como manillas de puertas, grifos y otros.
Editada por Eulimar Núñez. Gráficos de Diana Baptista