Un investigador líder en bienestar laboral dice que las siestas, las ensaladas, el diálogo abierto y liderar con el ejemplo son una excelente forma de empezar.

March
6, 2020

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En la última década, la industria del bienestar se ha disparado a ser un negocio de $4.2 trillones de dólares. En el saturado mercado del desarrollo personal, las innovaciones en salud compiten con suplementos por el dominio del huevo de oro. Mientras tanto, la cultura del “ajetreo” ha promovido cierto tipo de adoración al trabajo que tiene a muchas personas exhaustas, preguntándose cuánto deberían esperar (o dar) realmente de sus trabajos. En medio de todo esto, el bienestar dentro del trabajo está a el alza: más de 80 por ciento de las grandes empresas y 50 por ciento de las pequeñas han implementado programas para protegerlo. Pero a pesar de sus esfuerzos, hay grandes preguntas sobre qué es realmente lo que funciona.

Esto es algo a lo que el Dr. Ron Goetzel le ha dedicado su carrera. Goetzel es científico y director del Instituto de Estudios de Salud y Productividad en Johns Hopkins, así como VP de investigación aplicada en el IBM Watson Health. Él dice que lo primero que deberíamos considerar es la forma en la que pensamos sobre lo que “funciona”. Tradicionalmente, la medida del éxito ha sido el retorno de inversión (ROI, por sus siglas en inglés), o lo que una empresa se ahorra o disminuye en costos de salud, reduciendo el absentismo como resultado de las inversiones hechas en iniciativas de bienestar. Goetzel hace muchos de estos análisis. Desde 1994, ha dirigido el Proyecto Salud, que da un reconocimiento anual a las empresas que tengan iniciativas de bienestar efectivas y demostrables. Recientemente lideró un estudio mostrando que en un periodo de 14 años, un portafolio de 26 de estas empresas tuvo resultados excelentes. Las 26 empresas que realmente invirtieron en bienestar tuvieron un retorno de acciones del 325 por ciento. Los datos sugieren que los programas de bienestar, hechos de manera correcta, sí dan dividendos.

Incluso así, Goetzel dice que cada vez más investigadores en su línea de trabajo están considerando algo llamado ‘valor de inversión’ (VOI, por sus siglas en inglés), por encima del ROI. “Es difícil asignar un valor en dólares a la felicidad, la motivación, la atracción o la retención de talento” dice. “Así que ahora muchas empresas están pensando sobre el valor de inversión. Si están gastando dinero, y manteniendo saludable a su gente (no sólo física, sino mental, social, intelectual, espiritual y financieramente), ¿qué valor tiene esto? Por lo general, un número que le importa a las empresas es el compromiso. ¿La gente viene a trabajar amando su trabajo, a sus compañeros, a su jefe? Y finalmente, ¿estoy reduciendo los costos en salud?”

Es notable que en Estados Unidos, 60 por ciento de la gente dice que su trabajo es “malo” o “mediocre”, pero que tienen que tenerlo (muchos incluso más de uno). El empleo está en su punto más bajo, pero las tasas de suicidio, depresión y adicción están aumentando. Es lógico pensar que si los estadounidenses van a trabajar, ese es un lugar donde las iniciativas de bienestar pueden llegar a ellos. Como le dijo Goetzel a la CNBC el año pasado, “La fuerza laboral más joven está comenzando a preguntar cómo su empresa es socialmente responsable, y este es otro elemento de eso. La forma en que tratas la salud de los trabajadores y la huella en la comunidad, y la huella de la mano en la comunidad, tiene bastante impacto en la reputación y la confianza del consumidor, y será cada vez más importante ”.

Así que las iniciativas en bienestar no son una moda pasajera. Pero saber dónde empezar puede ser particularmente difícil para los emprendedores que van empezando, o para los pequeños negocios que buscan crecer. ¿Qué, de la amplia gama de ofertas de bienestar, vale la pena? El Dr. Goetzel ofrece algunas sugerencias para pensar en la forma de integrar la salud y el bienestar a tu negocio.

En lugar de un programa de bienestar, crea una cultura de “salud total”

Ofrecer seguro médico es sólo el primer paso. Las iniciativas de bienestar que sí funcionan no conceptualizan sus planes como un programa ni clasifican un paquete de ofertas y beneficios distintos al del trabajo actual, sino que piensan en el bienestar como algo intrínseco a la cultura laboral. No puedes esperar que la gente esté saludable cuando trabajar horas inexplicables o tienen niveles excesivos de responsabilidades. No puedes ofrecer simplemente una asesoría de salud y dejarlo así. Y no puedes simplemente pagar un plan de salud y mandar a tus empleados a un sitio web para que lo naveguen solos. Goetzel dice que si realmente quieres mejorar la salud de tus empleados, tienes que considerar cada aspecto de su bienestar: físico, emocional, intelectual, financiero, social y espiritual. (Clarifica: “Para algunas personas, espiritualidad significa religión, pero para otros tiene que ver con un sentido de propósito o una misión en la vida y en preguntarse si todos los demás aspectos de su vida pueden alinearse con esa misión”). Goetzel dice que es más fácil pensar en estructurar las iniciativas de bienestar en «tres categorías amplias: políticas, programas y apoyos al ambiente”.

Para crear una cultura integral de salud, las «políticas» funcionan como pautas, como tener horarios flexibles y el permiso de maternidad o paternidad, o los procesos de retroalimentación que dan a los trabajadores un sentido de agencia. Los “programas” son beneficios opcionales como incentivos financieros para objetivos saludables o incluso clases (cocina, ejercicio, tecnología, etc.) y la oferta de servicios profesionales (nutriólogos, especialistas en enfermedades crónicas, asesores financieros, etc.). Y por “ambiente” se refiere al esfuerzo hecho por la empresa para crear un ambiente laboral con opciones saludables: agua en lugar de refresco, escaleras en lugar de elevadores, luz natural en lugar de luz artificial, etc.

Lidera con el ejemplo

Todo empieza desde arriba. El compromiso del liderazgo de la empresa es el primer paso para que una cultura de bienestar pase de la teoría a la práctica. Y una de las mejores formas en las que un jefe puede fomentar una cultura de bienestar es fomentando la calidad de vida de sus empleados fuera de la oficina. “Si el líder manda correos a las 4 de la mañana, diciendo ‘necesito que esto esté listo a las 6 de la mañana’, eso no está bien” dice Goetzel. “Lo que sé que es bueno es cuando un jefe camina alrededor de la oficina a las 6 de la tarde y dice ‘Hey, ya son las 6, váyanse a sus casas, vayan con su familia, con sus amigos… ¡váyanse! Si tienen que llegar frescos mañana para terminar lo que están haciendo, está bien. Háganlo. Pero ahorita, ya es tiempo de ustedes.’ Un jefe que se guía por algo así hace toda la diferencia”.

Incorpora la retroalimentación desde el inicio

La comunicación es absolutamente fundamental para asegurar que las iniciativas de bienestar están siendo bien recibidas y ayudando a quién deben ayudar. Para los pequeños negocios en particular, Goetzel recomienda simplemente preguntar a los empleados lo que necesitan. “Lo primero que debes hacer es tener información. Descubre lo que tus empleados quieren. ¿Quieren saber cómo preparar comida más saludable? ¿Quieren ejercitarse más? ¿Quieren aprender a manejar el estrés, a meditar? ¿Quieren sesiones de yoga o quieren ejercicios aeróbicos? Antes de introducir un programa ve y pregunta, habla con ellos de forma individual, en grupos, o incluso en encuestas. Eso puede ser la base para: ‘Esto es lo que me dijeron. Esto es lo que vamos a ofrecer como respuesta, y así lo vamos a hacer’”.

Para esto, Goetzel aconseja no dejar de comunicar y de evaluar, por todos los medios posibles. “Honestamente, las pequeñas empresas no se pueden dar el lujo de hacer grandes estudios. Sabes, hacemos muchos estudios para grandes empresas. Pero basta con tener datos cualitativos: ‘¿Qué piensas de este programa? ¿Qué tan satisfecho estás con esto? ¿Qué cambiarías? ¿Ha mejorado la moral del equipo? ¿Ha mejorado tu nivel de satisfacción con el trabajo? Si tuvieras otra oferta laboral mañana, ¿la tomarías? Este tipo de preguntas son relevantes”.

Construye un ambiente laboral que fomente la salud

La influencia del ambiente tiene un impacto medible en el humor y las decisiones de la gente. Un espacio laboral sano se compone de muchas decisiones pequeñas. “Las políticas obvias son cosas como ‘no fumar’” dice Goetzel. “Pero es realmente importante que haya comida saludable en la cafetería y en los eventos de la empresa (de hecho, mejor si ésta es más barata que la comida chatarra). Una empresa con la que trabajé tenía una barra de ensaladas en la entrada de la cafetería, y se veían deliciosas. ¿Quieres una hamburguesa? Bueno, tienes que formarte en la parrilla y esperar 30 minutos a que te la preparen. En la caja registradora, ¿tienes galletas o manzanas? ¿Qué es más fácil, obtener agua o un refresco?”

Darle espacio y permiso a la gente para moverse es otra sugerencia de Goetzel. Si tienes una oficina con espacios al aire libre, las caminatas son fantásticas. Si sólo tienes espacio interior, pon una caminadora. Si tienes escaleras, Goetzel recomienda hacerlas más atractivas. “En lugar de que la gente suba y baje por el elevador todo el día, abre unas escaleras e invítalos a observar pinturas o a escuchar música mientras suben”.

Algunos de los espacios laborales más famosos están en Silicon Valley. Pero Goetzel dice que por lo general no señala a las grandes compañías tecnológicas como faros del verdadero bienestar corporativo porque el objetivo de muchas de estas ventajas es lograr que la gente pase más tiempo en la oficina, y esa es una mentalidad de la que tenemos que alejarnos.

“Visité Google ¿sabes? Y es como ir a Disneylandia” dice. “Es el paraíso. Tienen masajes y centros de fitness con clases todo el tiempo. Tienen bicicletas. Tienen comida gratis, smoothies. Pero la gente trabaja demasiado ahí, la mayoría porque son brillantes y aman trabajar, pero incluso así, eventualmente terminarán exhaustos”.

Sin embargo, hay una tendencia en las oficinas más cool que Goetzel sí aprueba: las salas de siestas. “Ahora hay grandes compañías que ofrecen salas de siesta o salas de meditación para sus trabajadores, y soy un gran defensor de esto. Tomar una pausa de 30 minutos tiene todo el sentido, sobre todo para los trabajos sensibles con temas de seguridad, como los doctores o los transportistas. Pero incluso para un corredor de bolsa o un periodista, un descanso de media hora probablemente aumente tu productividad”. Sin embargo, reitera que sancionar las siestas no debe depender de que los trabajadores entren a las 6 a.m. y salgan a las 9 p.m. “Tienes que darle a la gente un equilibrio entre la vida laboral y el trabajo”.

Elige cuidadosamente a tus proveedores e involúcrate en cada paso del camino

Hay una variedad infinita de servicios de bienestar que puedes ofrecerle a tus empleados para construir una cultura de bienestar. Pero Goetzel dice que no se puede crear una red de proveedores externos, como coaches, asesores financieros, enfermeras, gerentes de discapacidad, expertos en negociación de conflictos, especialistas en compensación para trabajadores, etc., y luego desentenderte del asunto. Estos proveedores fácilmente pueden duplicar sus servicios, o no ser capaces de ver los verdaderos problemas de la empresa.

Si decides contratar un proveedor integral de bienestar, asegúrate de que te presenten todos los recibos. “Mi consejo era ir con un jugador que tenga un buen récord” dice Goetzel. “Alguien que ya lleve tiempo haciéndolo y tenga buenas referencias. ¿Pueden mostrarte datos de cómo han hecho una diferencia en otra empresa? Porque pueden tener los panfletos más lindos, pero eso solo es señal de que tienen un buen departamento de marketing. Si nadie usa sus servicios y nadie está siendo más saludable, ¿para qué elegirlos?”

Una vez que hayas elegido a un proveedor, Goetzel dice que es el inicio del camino. “Para las pequeñas empresas, yo me iría primero con el plan de salud” dice, “pero debes saber que va a ser muy superficial y puede que no sea lo que tu empresa necesite. Debes estar pendiente de lo que pasa. No puedes sólo contratar a un proveedor y decirle ‘Haz que mi gente esté sana, llámame cuando termines’”.