Ciudad de México / 26.02.2020 12:32:00
Una de las tradiciones más arraigadas entre los creyentes católicos es la abstención de comer carne durante el Miércoles de Ceniza, los viernes de Cuaresma, el Jueves Santo, el Viernes de Dolores y el Sábado de Gloria. Pero, curiosamente, esta abstención propia de la vigilia sólo aplica si se trata de carne roja y en general el pescado y los mariscos —y, a veces, el pollo— están permitidos.
Hay muchas razones históricas y religiosas para explicar esta excepción, citemos algunas de ellas:
- La palabra Cuaresma proviene del latín quadragésima, que significa ‘cuarenta’ y se refiere a los cuarenta días de ayuno —pues originalmente se ayunaba— anteriores a la Pascua, que era la conmemoración de la salida de Egipto del pueblo hebreo.
- El número 40 es de gran simbolismo en la tradición judeocristiana: los judíos peregrinaron 40 años en el desierto, y Jesús pasó 40 días de ayuno en el desierto antes de su vida pública —amén de haber pasado 40 horas en el sepulcro.
- Existen registros de que, en el siglo V de nuestra era, los Padres de la Iglesia —es decir, los maestros en asuntos espirituales en el catolicismo— opinaban que el ayuno de la Cuaresma tenía un origen apostólico, e instaba a los fieles a abstenerse de alimentos para que «con sus ayunos pudieran cumplir con la institución apostólica de los cuarenta días».
- No obstante, la documentación existente provee diversas formas en que se llevaba a cabo el ayuno y la abstinencia de la Cuaresma: se hablaba de ayuno de un día, de dos, de algunas horas o en ciclos que variaban de duración.
- Por otro lado, en los primeros siglos del cristianismo era una práctica común entre los no cristianos el ofrecer un animal en sacrificio a alguna deidad pagana y después vender la carne en alguna plaza pública; por esta razón, los cristianos preferían abstenerse de consumir carne que pudiera haber sido sacrificada a los ídolos.
- Ahora bien, según el doctor Alberto Peralta de Legarreta —docente e investigador en gastronomía de la Universidad Anáhuac—, «el ayuno cristiano no exige necesariamente de la privación total de comida, sino sólo de la sustitución de las naturalezas de los alimentos«. Según nos explicó el académico, sustituir la carne roja por blanca no es un criterio meramente de color sino de esencias: «la esencia de la carne roja —mamíferos terrestres de sangre caliente— se vincula con lo mundano, mientras que la de la carne blanca es volátil, de sangre fría, propia de lo aéreo o acuático».
- Finalmente, el historiador Sócrates en su Historia Ecclesiatica, nos dice que «algunos se abstienen de cualquier tipo de creatura viviente, mientras que otros, de entre todos los seres vivos solamente comen pescado. Otros comen aves y pescado, pues, según la narración mosaica de la creación, estos últimos también salieron de las aguas».
Como puedes darte cuenta, no existe una explicación única a esta tradición casi tan antigua como el cristianismo. Y tú, ¿conoces alguna otra explicación eclesiástica o histórica?
FM/EHH