En menos de 24 horas, entre el sábado 21 de marzo y el domingo 22, México reportó 65 nuevos casos de Covid-19. La cifra asustó a buena parte de la población, porque nunca antes se habían detectado tantos casos nuevos en tan poco tiempo en el país.
El aumento, unido al discurso de un presidente que todavía insiste en que “hay que salir” y socializar, hizo pensar a algunos mexicanos que la República seguía los pasos de Italia y se dirigía hacia el abismo, disparando el nerviosismo. Con 63,927 casos confirmados, y 6,077 muertes, este país europeo es hoy el epicentro de la pandemia.
Sin embargo, más allá de la respuesta polémica del ejecutivo de López Obrador ante la crisis sanitaria, los datos aportados por la Secretaría de Salud (Ssa) del gobierno federal señalan que el coronavirus se comporta de forma distinta en los dos países; tal y como se aprecia en la gráfica comparativa, en Italia, la propagación fue más veloz y brutal. Y la curva epidémica se disparó violentamente cada día.
Por señalar un dato representativo, desde que se confirmó el primer caso de coronavirus en México, el 27 de febrero, han pasado ya 26 días, y se han registrado en territorio nacional 367 casos. Este dato difiere mucho del que reportó Italia en el mismo período. Allí, durante los primeros 26 días se contabilizaron 15,113 casos positivos.
Así, si viajáramos al pasado para conocer cómo se encontraba Italia justo cuando atravesó el momento que vive México ahora, veríamos que allí el número de afectados era mucho mayor entonces. El país europeo detectó su primer positivo el 15 de febrero, y 26 días después, el virus se había propagado a la velocidad de la pólvora.
Otro indicador que ayuda a entender la diferencia en el comportamiento del coronavirus entre Italia y México es el número de nuevos casos que surgen de forma diaria.
Menos de dos semanas después de su primer test positivo, el país europeo ya estaba registrando más de 200 nuevos casos diarios, una cifra que crecía exponencialmente cada día. Si el 15 de febrero habían detectado al primer paciente con Covid-19, diez días después, el 25 de febrero, las autoridades sanitarias italianas ya diagnosticaban diariamente más de 200 nuevos casos.
El 1 de marzo, Italia notificó 573 nuevos contagios. El 12 de marzo, cuando habían pasado 26 días desde su primer caso positivo, -momento en el que se encuentra ahora México-, aparecieron 2,651 casos nuevos.
El ritmo en el país latinoamericano ha sido completamente distinto.
En tierra azteca, a días de cumplirse un mes desde que se diagnosticó al primer paciente con Covid-19, la cifra más alta de nuevos contagios fue de 65, de acuerdo a la información de la Ssa. Esta se dio hace escasos días, entre el sábado 21 y el domingo 22 de marzo.
Por supuesto, este dato fue proporcionado por la Secretaría de Salud del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, un ejecutivo que ha recibido numerosas críticas en las últimas semanas por no estar realizando las pruebas suficientes y por la dificultad que enfrentan los enfermos para acceder a los test. Resulta evidente que a menor número de exámenes practicados, menor número de nuevos casos se diagnosticarán.
Que México está realizando menos pruebas que otros países es un hecho. Aquí se ejecutan alrededor de 117 test diarios, a pesar de que la República tiene 129 millones de habitantes. Según el Informe Técnico de la Ssa, en el país se habrían hecho un total de 3,062 pruebas (entre casos sospechosos, negativos, confirmados y decesos). Y no es necesario, en opinión de la dependencia, realizar un alto número de tests.
Sin embargo, organismos como la OMS ya han señalado la importancia de realizar un alto número de pruebas. En Italia, se realizan 3,423 por cada millón de habitantes. En Alemania, 3,859. En Suiza, 505. Y en Austria, 1,765, por ejemplo. Y es que esto no sólo permitiría a México detectar un número considerable de contagios y prevenir a la población, sino que ayudaría a que no cometa los mismos errores de España e Italia.
Y es que una de las principales causas del caos que se desató en estos países fue su lentitud para detectar un brote que ya avanzaba a gran velocidad por su territorio. Cuando lo descubrieron, se encontraban ya en una grave dispersión comunitaria, o un Escenario Dos que ellos no vieron a tiempo, y México se negaba a decretar.
Para explicarlo de forma más clara, basta citar al virólogo Christian Drosten, quien explicó a Zelt cómo Alemania logró una tasa tan baja de letalidad (alrededor de un 0,36%).
“Alemania reconoció su brote muy temprano. Vamos dos o tres semanas antes que algunos países vecinos. Lo hicimos porque realizamos muchos diagnósticos, testamos mucho. Ciertamente se nos pasaron casos en esta primera fase. Pero no creo que nos hayamos perdido un brote importante”.
Saber cuándo alcanzó cada país el centenar de contagios, permite identificar en qué momento detectaron el virus sus respectivos gobiernos. En el caso de Italia, como se ha insistido, fue demasiado tarde.
Según los datos del sitio web del Ministero della Salute de Italia, desde que se detectó el primer caso hasta que se llegó a la centena pasaron solo ocho días (del 15 de febrero al 23 de febrero).
El virus ya estaba en su territorio. Ya llevaba tiempo dispersándose de forma local. Los italianos seguían socializando, y saliendo, y los niños acudían a la escuela. Cuando el gobierno detectó los tres primeros casos, en realidad, el brote ya se esparcía a sus anchas en regiones como Lombardía, Venecia, Módena, Rimini, o Picenza; sólo que el gobierno aún no lo sabía. Por eso, los primeros 100 casos tardaron sólo días en aparecer. Básicamente, el ejecutivo llegó tarde.
En México, en cambio, los primeros 100 contagios llegaron 19 días después de detectarse el primer caso en territorio nacional, que se registró el 27 de febrero en la capital. Este período de tiempo que se extendió entre el paciente uno y el número 100 parece indicar que el brote sí se detectó a tiempo.
No obstante, desde que se superó el primer centenar, las cifras han crecido mucho más rápido. La tardanza en aplicar medidas de prevención, así como la ausencia de un discurso presidencial contundente que alerte a sus ciudadanos de la seriedad de la pandemia, podría reforzar la tendencia a la alza y agravar la situación.
En Europa, las potencias más afectadas no salen de su asombro. Ninguna puede entender cómo Alemania, que suma 30,150 casos positivos y es el quinto país más afectado por la pandemia, tiene una tasa de mortalidad que ronda el 0,36%. Solo han muerto 130 personas.
Para establecer una comparación, en Italia la tasa de mortalidad es del 9%. En España, del 6,2%. Y en México, OMS Latinoamérica estima que la letalidad llegará al 7%, debido en parte a las altas cifras de diabéticos en el país, según confirmó el organismo al diario El País.
Para muchos expertos, el momento en que se produce el primer fallecimiento es clave, porque el Covid-19 tarda aproximadamente dos semanas en debilitar lo suficientemente a su huésped para causarle la muerte. Italia informó del primer fallecimiento sólo siete días después de haber descubierto su primer caso positivo. En Alemania, pasaron 20 días desde que detectaron el primer test positivo hasta el primer fallecimiento. De nuevo, Italia llegó tarde y Alemania pronto.
Esto en términos sencillos quiere decir que cuando se produjo el primer deceso en Italia, el Covid-19 llevaba mínimo dos semanas dispersándose por el país -tiempo que llevaba el virus dentro del paciente enfermo-. Sin embargo, el gobierno lo había descubierto hacía solo siete días.
Por el contrario, en México, el primer caso se detectó el 27 de febrero, y la primera muerte llegó el pasado miércoles 17 de marzo. Pasaron 19 días. Esto refuerza la idea de que la pandemia se detectó a tiempo en la República, aunque eso no debe hacer a los mexicanos bajar la guardia.
Mientras que México, 26 días después de reportar su primer caso confirmado sólo ha registrado cuatro muertes, Italia, en ese mismo tiempo ya había superado más de 1,000 decesos. Y aunque en estos datos influyen variables como la edad media de los infectados por Covid-19, la diferencia vuelve a ser notoria.
El número de casos va a crecer
Para los expertos no hay duda. En México el número de afectados por la pandemia va a incrementarse en los próximos días. Y el objetivo del gobierno es lograr que este crecimiento no sea exponencial, como en Italia, sino que llegue poco a poco y no sature los sistemas sanitarios.
“La tendencia va crecer, no hay de otra. La curva epidémica no se corta de un día a otro: o crece exponencialmente como en Italia o crece poco a poco como en Japón. Lo que queremos con las actividades de la Jornada Nacional de Sana Distancia, es aplanar la curva para que sea un crecimiento de poco a poco, plano, la curva lo menos pronunciada posible y que sea todo manejable tanto por la población como por los servicios de salud”, dijo al periódico El Universal Ricardo Cortés Alcalá, director general de Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud.
Las autoridades sanitarias del país ya han estimado que más de 500,000 mexicanos podrían verse afectados por el coronavirus en México. Y es que la comparativa de esta nota sólo refleja una etapa inicial, y las cifras podrían agravarse si no se toman medidas restrictivas. Mientras que la gráfica en México demuestra una tendencia al crecimiento, la de Italia nos enseña que la situación puede cambiar de un día para otro, y que el número de contagios puede multiplicarse drásticamente en cuestión de horas.
Estudios como el elaborado por el Imperial College London, en Reino Unido, han advertido al mundo de la importancia de decretar medidas estrictas que prohíban el “contacto social” para detener el avance del virus, al menos hasta que se comercialice una vacuna. Sin embargo, el presidente de México, López Obrador, continúa pidiéndole a la población que no deje de salir a los restaurantes. Esta insistencia a socializar, unida a la falta de medidas de prevención homogéneas en todos los estados, y al escaso número de pruebas que se realizan en el país, pueden ensombrecer el destino de México. No obstante, con 367 casos confirmados y cuatro muertes, aún se está a tiempo de controlar la situación y lograr el máximo objetivo: no convertirse en las próximas semanas en Italia.