Hasta hace unos meses, colocar un Chevrolet Corvette en la entrada de un lujoso hotel era similar a ingresar a un restaurante con estrellas Michelin usando una gorra roja con las palabras “Make America Great Again” bordadas en el frente. Podría haber quien le agrade el accesorio pero, sin duda, sería algo controversial.
Y es que si bien el Corvette siempre ha sido asociado a lo “estadounidense” en términos de poder y desempeño, pensar en él como un auto refinado, elegante o tecnológico nunca ha sido acertado o, por lo menos, no desde la cuarta generación de su historia.
Sin embargo, hoy la realidad es otra y en Chevrolet están tan orgullosos de su más reciente creación que, para hacer gala de la nueva era del Corvette, nos invitaron a Las Vegas, Nevada, para conocerlo en su totalidad.
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La locación seleccionada en Las Vegas no fue circunstancial y el hotel que tenía preparada una flotilla de Corvette listos para ser manejados fue el Cosmopolitan, el resort y casino más exclusivo y lujoso de “la ciudad del pecado” en la actualidad.
Afuera de éste, turistas y amantes de los juegos de azar dedican unos minutos en el “motor lobby” para observar las nuevas formas del Corvette, el cual, sin perder su esencia, luce más como un superdeportivo europeo que como un tradicional ejemplar norteamericano.
Resulta interesante ver cómo, entre otros exóticos presentes en el mismo espacio, el Corvette C8 es el más fotografiado, el más comentado y el que genera que los curiosos nos pregunten si es nuestro.
Si bien esta nueva imagen es digna de tratarse en un extenso texto independiente, la configuración mecánica y el replanteamiento del Corvette como un auto deportivo en 2020 son más interesantes para el legado que precede a este auto.
El cambio más importante en el Corvette C8 es la posición en la que se ubica el motor, pues luego de 66 años de que este modelo utilizara una configuración mecánica con el propulsor en la parte delantera, los ingenieros han optado por colocarlo en una posición central (justo por detrás de la espalda del piloto) para mejorar su desempeño en pista.
Esta decisión ha traído muchísimos beneficios en el comportamiento del Corvette y hablaremos de ellos más adelante. Sin embargo, también cuenta con una serie de pequeñas mejoras tecnológicas que se anticipan a las necesidades del conductor y lo ponen a la par de los europeos más avanzados.
El primero de ellos lo experimentamos a pocos metros de haber tomado el auto en el hotel, pues para salir del estacionamiento y despreocuparnos de que la baja altura de la defensa del Corvette golpee contra el tope que da con la banqueta, se activa un mecanismo electrónico que permite que la suspensión eleve su altura cada que detecta un obstáculo como éste.
A la par de tecnologías como esta, el nuevo Corvette goza de una suspensión que hace que, a pesar de tener un aspecto radical, sea extremadamente cómodo de manejar en situaciones de ciudad y carretera.
El aislamiento de ruidos provenientes del motor y de las afueras del auto es sublime. La precisión de la caja automática y el cómodo entorno del interior hacen que, por primera vez en la historia, el Corvette pueda ser considerado como un auto “del diario”.
En consideración a las necesidades que pudieran tener los dueños del nuevo concepto de Corvette, Chevrolet ha ampliado el espacio destinado a la carga de sus ocupantes y, de hecho, ha dotado a este modelo de dos cajuelas: la frontal con dimensiones para llevar un objeto de volumen similar a una maleta de gimnasio y la trasera que puede llevar dos maletas de mano o unas 10 bolsas de supermercado.
Además de ser incómodo, anteriormente el tener un Corvette representaba aceptar sacrificios en el aspecto del interior, pues los materiales dejaban mucho que desear para un auto de costos tan elevados y quedaban muy por detrás cuando se le comparaba con sus símiles.
Al igual que el carácter de incomodidad, la acostumbrada austeridad interior queda eliminada en el C8, pues el entorno visual de este deportivo es único en su especie.
El diseño de los espacios definidos para conductor y pasajero no tiene comparación con algo disponible en la actualidad, pues bajo la inspiración de una cabina de un avión de combate, el piloto del Corvette tiene a su disposición un cluster digital y una pantalla de infoentretenimiento dirigidas a él como foco central de su atención.
A esto se le agrega un volante que tiene una forma más cercana a la de un octágono que a la de una típica figura circular con el objetivo de mejorar el agarre del operador como sucede en las competencias automovilísticas.
En el plano bajo, el Corvette 2020 dispone de una serie de botones similares a los de un tablero de avión, desde los cuales el conductor selecciona las funciones de marcha, reversa o parking.
A un costado de esto, el piloto puede configurar el modo de manejo del deportivo, gracias a una perilla texturizada que transforma el auto en cuatro personalidades distintas.
Sin embargo, lo más llamativo del espacio interior es el brazo lateral que divide las áreas definidas para conductor y copiloto.
Este corte sirve como área para colocar los botones de control del aire acondicionado y sus distintas funciones, pero más importantemente, sirve como una división para que nada interrumpa o invada el área de conducción del responsable del Corvette.
Luego de unas horas de manejar el C8 en carreteras del estado de Nevada, alternamos el volante y cedimos el control del Corvette para comprobar si este corte entre los espacios de conductor y copiloto generaban la sensación de aislamiento entre uno y otro.
Aunque desde la perspectiva de piloto, el pasajero puede parecer privado de la experiencia de manejo envolvente, una vez que nos colocamos en esa posición nos dimos cuenta que es posible ver lo mismo que el conductor.
Es muy equivocado pensar que el Corvette ha perdido su esencia por tener un nuevo aspecto y por haber mejorado la experiencia de lujo y confort.
En Chevrolet entienden que quitarle un par de cilindros y compensarlo con un turbo no es opción y por eso hacen uso del bloque LT2 que si bien es un motor compacto, es capaz de generar 495 caballos de fuerza y ha sido llevado a un punto tan refinado que puede acelerar de 0 a 100 km/h en tan solo 2.9 segundos.
Este motor (y otros componentes del auto como transmisión y suspensión) pueden ser transformados en cuatro modalidades diferentes: “weather”, que está predeterminada para condiciones de lluvia fuerte o nieve en el camino; “touring”, que es la ideal para entornos urbanos y de carretera; “individual” que es configurable a los gustos del conductor; y, finalmente, “track”, el cual nos recuerda por qué este auto no podía llevar otro nombre más que el de Corvette.
Para manejarlo bajo la configuración Track Mode, Chevrolet nos invitó a un circuito a las afueras de Las Vegas, el cual está caracterizado por un trazado de curvas largas que comunican inmediatamente entre sí para exigir mucha técnica entre las maniobras de los conductores.
Toda la continencia en el desempeño que tuvimos en la carretera se pierde cuando el Corvette olfatea la pista.
El volante se vuelve el timón de un barco en marea agitada y cualquier movimiento (o ausencia de este) tiene consecuencias en los movimientos del C8.
Cuando se anunció que el nuevo C8 no tendría transmisión manual a causa de la forma del cigüeñal, los entusiastas más arraigados de este modelo se quejaron.
No obstante, pueden estar tranquilos, porque la precisión de la caja automática de ocho cambios es impresionante. De hecho, para no perder el carácter de agresividad, a partir de las dos mil 800 rpm, cada uno de los cambios suena tan fuerte que pareciera que un martillo golpea contra una lámina de metal en esta tarea.
Inicia el segundo día de prueba de manejo del Chevrolet Corvette 2020. Hoy lo llevaremos a una pista de carreras para llevarlo al límite. #Corvette2020 #CorvetteC8 @ChevroletMexico pic.twitter.com/fCFo7LGtxK
— El Universal Autopistas (@EAutopistas) February 22, 2020
En una interesante simbiosis entre la naturaleza performance que se asocia al Corvette y el carácter tecnológico de su nueva generación, Chevrolet presenta una interfaz llamada Performance Data Recorder, la cual funge como una especie de caja negra que registra la telemetría del auto en condiciones de pista y, al mismo tiempo, graba en alta definición cada una de las vueltas que el conductor realice en este periodo.
Gracias a esto, los dueños de cada C8 pueden saber si en verdad tienen habilidades tras el volante o, en su caso, dónde pueden mejorar para el futuro.
En resumen, aún en la más maniaca y salvaje de las facetas del nuevo Corvette, las prestaciones tecnológicas están al alcance de la mano para, por fin, ponerse al tú por tú con lo mejor de Mercedes-Benz, Porsche o cualquier marca que se presente.
Eso sí, con un precio muy por debajo de todas estas opciones, lo cual lo convierten en la mejor propuesta de la actualidad.
Su llegada a México está contemplada entre abril y junio del año en turno con una versión única, bajo el paquete Z51, que tendrá un costo inferior a los 2 millones de pesos.