Adam Castillejo lleva 30 meses sin VIH (virus de inmunodeficiencia humana). No lo hallaron ni en las muestras de sangre, ni en el fluido cerebro-espinal, ni en el semen, ni en los tejidos intestinal o linfático. Fue ratificado como el segundo paciente curado, según cuenta la revista médica The Lancet HIV.
«La carga viral de VIH-1 en plasma permaneció indetectable en el paciente de Londres hasta por 30 meses (última prueba el 4 de marzo de 2020)», explica la publicación sobre el resultado, que se ha mantenido igual durante meses de pruebas. «Pensamos que estos hallazgos representan la cura del VIH», agrega la revista.
La recuperación de Castillejo se logró gracias a un trasplante de células madres de un donante con una mutación que impedía al VIH ingresar en sus células, por lo que el procedimiento a este paciente lo hizo básicamente resistente al virus. El artículo de The Lancet explica que con Castillejo se hicieron además ensayos de carga viral con muestras de plasma, semen y líquido cefalorraquídeo para detectar la presencia de material genético del VIH, que con el tiempo fue indetectable.
Todo se hizo al mismo tiempo que se suspendían sus tratamientos antirretrovirales, que según la agencia ONU Sida, ayudan a «reducir la carga del virus hasta niveles indetectables en la sangre y a demorar la progresión de la enfermedad causada por el VIH». Ellos mejoran la calidad y la esperanza de vida, pero no eliminan la infección por el VIH.
Todas las pruebas a Castillejo se realizaron en el University College Hospitals NHS Trust, en Londres.
Desde hace una década, los científicos solo habían logrado un resultado similar con Timothy Ray Brown, conocido como el ‘paciente de Berlín’ desde 2008. Él había recibido dos rondas de radiación total y de trasplantes de células y su recuperación se logró tras varios intentos fallidos. En 2019, Castillejo se convirtió en el ‘paciente de Londres’, la segunda persona puesta en remisión tras exámenes de plasma y para detectar la presencia de células con rastros de VIH. Para entonces, ya tenía 18 meses mostrando la desaparición de los síntomas.
Un año después de aquel anuncio, Castillejo sigue libre del virus. «Creemos que esto es una cura, porque ha pasado otro año y hemos hecho más pruebas», dijo al diario The New York Times uno de los médicos que participó en la investigación, Ravindra Gupta, de la Universidad de Cambridge.
El ‘paciente de Londres’
En su cuenta de Twitter, Castillejo ahora asegura que hace lo mejor ante su nuevo rol como «embajador de esperanza».
La identidad de este paciente se dio a conocer apenas hace unas semanas. Castillejo contó al diario que la experiencia de vivir en el anonimato fue «surreal». «Estaba viendo la televisión y era como: ‘Ok, están hablando de mí. (…) Era muy extraño'».
Contó al Times que en ese tiempo hablaba cada semana con Brown —el ‘paciente de Berlín’— porque era el único que podía entender realmente por lo que él estaba pasando. Recién en diciembre, Castillejo preparó un comunicado que sería leído por un productor de BBC Radio 4. Fue entonces, tras discutirlo con su familia, amigos y sus médicos, que se convenció de que era el momento para revelar su nombre.
«No quiero que la gente piense: ‘Oh, fuiste elegido'», se escuchó en el comunicado. «Esto solo pasó, yo estaba en el lugar indicado, probablemente en el momento indicado».
Contó entonces que creció en Caracas, Venezuela; que muy joven decidió irse a Copenhagen y luego a Londres en 2002. Apenas con 23 años, ya viviendo allí, en 2003, supo que tenía VIH, el virus que causa el sida y que para entonces aún era visto como una sentencia de muerte. «Fue una experiencia aterradora y traumática».
En 2011, mientras visitaba a unos amigos en Nueva York, una enfermera le hizo una advertencia que lo llenó de más preocupaciones. Le dijo que tenía ciertas preocupaciones por su salud y le recomendó hacerse nuevos chequeos de vuelta a casa, en Londres. Él había tenido fiebre y luego los resultados mostraron que tenía un linfoma en estadio 4. «Nunca olvidaré mi reacción porque una vez más mi mundo había cambiado para siempre (…) De nuevo, otra sentencia de muerte», dijo al Times.
Después de ese año, siguieron numerosas rondas de quimioterapia y al mismo tiempo el VIH empeoraba. Los médicos debían recalibrar ambos tratamientos.
Frustración
En 2014, la frustración por tantos tratamientos fallidos lo llevó a un desgaste emocional tal, que decidió desaparecer dos semanas antes de Navidad. Sus familiares pensaron en lo peor e incluso lo reportaron ante la policía para que las autoridades los ayudaran a encontrarlo.
En 2015 las noticias no mejoraban: sus médicos le decían que no llegaría hasta Navidad con vida. Y cuando apareció un donante de médula ósea para personas con linfoma que habían agotado otras opciones, los médicos de Castillejo no tenían la experiencia para realizarlo, especialmente con alguien con VIH.
Entonces él y un amigo consiguieron a un médico en un hospital en Londres experto en estos procedimientos, Ian Gabriel. A pesar de la ascendencia latina de Castillejo, rápidamente encontraron varios donantes cuyas médulas tenían una mutación crucial llamada delta 32, que bloquea la infección por VIH.
«Trataba de digerir lo que acababa de pasar», pensó el paciente tras recibir la noticia de boca del médico. «Luego de esa llamada tenía una gran sonrisa en mi cara. Allí empezó mi camino como LP (el paciente Londres)».
Varios médicos se juntaron para atender a Castillejo. Fue en mayo de 2016 cuando se realizó el trasplante y desde entonces, pasó meses en el hospital, perdió 70 libras, contrajo múltiples infecciones y fue sometido a muchas más operaciones. Y cuando dejó el hospital, el único ejercicio que se le permitía era caminar, así que aprovechó y lo hizo por horas en su vecindario.
Su último tratamiento antirretroviral lo había tomado en octubre de 2017. Meses después, en marzo de 2019, fue anunciada su cura y el doctor Grupta presentó el caso en conferencias como una muestra de que los científicos estaban más cerca de encontrar la cura total del VIH.
Grupta, sin embargo, advirtió a la BBC que el tratamiento que aplicaron a Castillejo «no podría ser ofrecido ampliamente a pacientes con VIH que están recibiendo terapias antirretrovirales exitosas». Se trata de un paso más hacia el fin del VIH usando tratamientos genéticos. Incluso en el caso de Castillejo, dice la web, es imposible decir con absoluta certeza que el virus no reaparecerá.