Si hay un material que se ha hecho viral y necesario por excelencia tanto por su uso por parte de ciudadanos como de personal sanitario para evitar contagios y de solicitud por parte del Gobierno para cederlo a los centros hospitalarios debido a su escasez, son las mascarillas.
Las gotas respiratorias generadas por la tos, habla o el estornudo provocan que se contagie el virus. En condiciones normales, para evitar la emisión de las partículas generadas por las situaciones mencionadas anteriormente nos llevamos las manos a la boca o a la nariz. En este caso, para evitar el contagio por Covid-19, se pide evitemos llevarnos la mano a la nariz, los ojos o la boca, y en caso de toser o estornudar, taparnos con el codo y no con la mano. Además, se debe hacer un lavado de manos con agua y jabón, y hacer uso de los geles desinfectantes con frecuencia.
Debido a la expansión del virus Covid-19, se ha disparado la venta de este material en España en un 10.000% en comparación con el número de ventas producidas en 2019. Estos son los principales tipos de mascarillas que se usan.
Mascarillas quirúrgicas
Son aquellas mascarillas que se utilizan en cirugías y otros procedimientos; se pueden utilizar para evitar el contacto con las salpicaduras de fluidos y/o sangre potencialmente patógenos, según explica el Consejo General de Colegios Farmacéuticos.
Estas mascarillas, que pueden ser planas o plisadas (en forma de taza), ejercen como obstáculo al estornudar o toser, de tal manera que las partículas que se emiten de estas situaciones no se expanden hacia fuera. En comparación con otros tipos de mascarillas, no son tan eficaces para prevenir el contagio pero si se evita la transmisión de agentes infecciosos.
Mascarillas filtrantes
Estas mascarillas contienen un filtro de micropartículas con el fin de proteger de fuera hacia dentro. Estas mascarillas protegen a la persona que la porta de contagiarse de la inhalación de contaminantes ambientales, en partículas o aerosoles.
De esta clase de mascarillas hay diferentes grados en función del grado de protección hacia el interior y de eficacia, que son:
FFP1 (filtro de partículas tipo P1)
Su eficacia de filtración es del 78% y su porcentaje de fuga máximo es del 22%.Su uso más frecuente es para hacer frente a partículas de material inerte.
FFP2 (filtro de partículas tipo P2)
Su eficacia de filtración es del 92% y su porcentaje de fuga máximo es del 8%. Se usan normalmente frente a aerosoles de baja o moderada toxicidad.
FFP3 (filtro de partículas tipo P3)
Su eficacia de filtración es del 98% y su porcentaje de fuga máximo del 2%. Se utilizan frente a aerosoles de alta toxicidad.
Mascarillas FFP2 y FFP3, las más seguras
Estos dos últimos tipos (FFP2 y FFP3) son los más eficaces para evitar la transmisión y contagio del virus. Además, tal y como apunta la Consejo General de Colegios Farmacéuticos en su informe, las mascarillas autofiltrantes pueden tener o no una válvula de exhalación para reducir la humedad dentro de la mascarilla. Pese a ello, su uso no es recomendado en ambientes estériles.
Por otra parte, son los dos tipos que más se reclama por parte del personal sanitario para su disponibilidad más inmediata al ser uno de los materiales que más escasea en los centros hospitalarios.
La OMS aconseja hacer uso racional
Ante la escasez y el desabastecimiento de este material, al igual que otros en los centros hospitalarios, la OMS ha recomendado hacer un uso indebido de mascarillas y si su uso racional para evitar situaciones de derroche innecesario.
De esta manera, el uso se limita única y exclusivamente en caso de que una persona presenta los síntomas relacionados con la contracción del Covid-19 o en caso de estar en contacto con una persona sospechosa de estar infectada.